Ensañamiento El silencio, que a esas horas parecía mortal, se cernió tácito, implacable sobre los espacios. La quiescencia, en el bello rosedal, atrajo a Pastito, quien miraba despacio. La temperatura continuaba ascendiendo, y el agua apenas susurrante, estaba más caliente, impidiendo, la condición de hidratante. El verano, había exagerado, su influencia sobre la tierra. Su bravura, había malogrado, la flora, el verdor de la sierra. Las aguas, parecían muy escasas, las brisas, demasiado ardientes. El sol ensañado, convertía en pasas, plantas, hojas, flores, quedando calientes. Los duendes diseminados, dormían adormecidos, sobre cualquier superficie, desfallecidos. El hada sentía, su vara sin poder, aún por deseo, al calor, no podía vencer. Los largos pétalos de Margaritas, caían lánguidos y mustios. no podían sostener al tallo, de Rosa lista, cuya corola permanecía en disgustos. Pese a la tremenda sequía, los pétalos erguidos, aún permanecían. Es que Rosa con su anhelo de amor, quería, no sucumbir, hasta a su halcón besaría. Los murciélagos dormidos, en las noches hirvientes, con pesadez, desprendidos, buscaban, alimentos sirvientes. Todo el predio, veíase yermo, Pastito, agonizaba en amarillo, las hojarascas, en descanso eterno, perdía vida, aquéllo… lo sencillo. El aire muy caliente, llegó muy lejos, hasta, el pico y plumas de peucoalhué. Ante el origen, de pavor quedó perplejo, en vuelo inmediato, partió sin perder fe. El que fuera antes, un vergel, Solo mostraba hojarascas y chamuscos. Entre escombros, de antes un placer, no quedaban ya, ni ligustros. Mas…llegando al predio, ¡Oh sorpresa! fue encontrarse aún erguida a los cielos, su Rosa bella, la que lo embelesa, esperándolo… ¡conservando anhelo! Renée Escape

  Volver atrás  

Compartir en redes sociales

• 
• 

Esta página ha sido visitada 163 veces.